sábado, julio 16, 2022

The Pink Panter

 Cuando iba a las monjas, sitio horrible donde los haya, aúnque supongo que han cambiado mucho. No me gustaba nada de allí: ni el uniforme que tenía muy poco glamour, ni la masificación, éramos 48 en clase, ni las clases memorísticas, ni el cura profe de religión que miraba las faldas debajo del asiento, ni las clases de la sección femenina paramilitares.

Yo, la verdad es que pasaba olímpicamente de todo, menos de plástica o pintura o como se llamara entonces.

Dedicaba las clases a dibujar la Pantera Rosa.

Me encantaba aquella serie: los dibujos, la música de Henry Mancini y el sentido del humor que gastaba la pantera.

Me especialicé en dibujar la cara de la pantera. Dibuje decenas, cientos, miles de caras. Durante las clases, solo me dedicaba a eso. Por lo tanto era normal, que no me enterara de nada.

Y es que lo demás no me interesaba en absoluto.

Ahora veo que lo dibujan directamente, con el ipad. Yo tengo un ipad que se lo quedó Cloe, pero ahora voy a dibujar y lo haré con él.

#Mariscal lo usa y los dibujos le quedan muy bien.

Aunque en la pandemia me dediqué a dibujar en acuarela. Para no volverme loca por aquel tema, me impuse un horario férreo: empezaba a las 9 de la mañana hasta las 2 y después, por la tarde, empezaba a las 4, hasta las 8, eso me evitaba pensar en nada.

A ver qué tal sale este nuevo invento con el Ipad. Ya os contaré.









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