Hablando de sofás, he encontrado fotos de otro sofá que tapicé.
En mi casa de toda la vida, teníamos un sofá que es como una institución: "Sofás de estos ya no se hacen", "Este es el mejor sofá para hacer la siesta" y cosas así.
Ese sofá siempre lo he visto en mi casa, mis padres lo debieron comprar cuando llegamos: 1958, y ahí sigue. Ahora la heredera es mi hermana.
Ese sofá, se ha tapizado muchas veces, con más o menos fortuna: bien, mal y regular. De piel, de tela o de skay. Una vez mi madre me dijo: ¿por qué no me lo tapizas?, yo le dije: vale.
Fuimos a comprar una tela a una tienda de una compañera del cole, que su familia tenía una tienda de telas enorme, al lado de casa.
Escogimos un estampado print africano, más o menos, y que fuera "sufrido".
El conjunto se compone de: tresillo, y dos butacas con orejeras, bastante enormes.
En ellos hemos celebrado cumpleaños, reyes y fiestas familiares.
Hace poco, mi hermana se cansó del estampado y lo llevó a tapizar por un tapizador profesional. La verdad es que aunque es bonito, los cojines no han quedado planos. En fin...
Es un sofá eternal.
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