Hoy nos despertamos con la muerte de #oukalele, nació el mismo año que yo.
#Oukaleele, Bárbara Allende Gil de Biedma, más conocida por su nombre artístico Ouka Leele (Madrid, 29 de junio de 1957), Premio Nacional de Fotografía 2005, es una artista, pintora, poeta y fotógrafa española.
Inclinada al principio hacia la pintura, cursó Bellas Artes, aunque abandonó la carrera para iniciar estudios de piano, al tiempo que acudía al Photocentro de Madrid para aprender fotografía. Tras publicar sus primeros trabajos en un libro llamado Principio, comenzó a exponer en 1978. Sus fotos eran habitualmente en blanco y negro, ya que odiaba el color. Cuando le encargaron una imagen para una portada, decidió inventar ella misma el color, comenzando a colorear sus instantáneas.
Fue una de los protagonistas principales de la Movida madrileña de comienzos de la década de 1980. De formación autodidacta, destacan sus características fotografías en blanco y negro pintadas a mano con acuarela. Mezcla las tradiciones españolas con un gran colorido típico de esta artista.
Fue una artista libre, creativa, ingenua. Es de las pocas, que ha triunfado siendo mujer sin tener a ningún machirulo al lado que le ayudara. Siempre tuvo ese aire aristócrata, muy guapa, pero con ese toque de ingenuidad y totalmente libre, un poco como #Mariscal.
En seguida se supo mover por donde estaban los buenos, hay gente que tiene un talento especial para ello y lo captan enseguida.
Su obra es: sorprendente, innovadora, libre, con un punto locatis genial y muy bonita.
Siempre he tenido postales de sus obras en casa.
Tiene una película, que he visto, en #filmin: #lamiradadeoukalele vale la pena verla, habla de su universo.
En 2019 una foto suya, fue la foto oficial del cartel de #arles, “Sí, nada más bajarte del avión y empezar a ver revistas y planos de la ciudad con el cartel, hace impresión”, nos comenta feliz Ouka Leele al tiempo que se entretiene en adivinar con bastante éxito la identidad de las caras en el mosaico de ochenta retratos de la época de Pablo Pérez-Mínguez y entre los cuales está el suyo.
Desde que en 2015 la dirección corresponde a Sam Stourdzé el cartel oficial es una foto de un artista presente pero puesta al revés. Da igual, está en todos sitios y la gente se familiariza. En su momento, Peluquería dio pie a una exposición e incluso a un cortometraje en Super 8 que se ha recuperado para Arles mientras que sobre la pared se proyecta en diapositivas toda la serie. Hay tres originales, como el del cartel, y el resto son obras de los años ochenta con la misma técnica que utilizaba la autora.
No se puede hablar propiamente de fotos porque Ouka Leele realizaba un trabajo plástico. “Primero yo no quería ser fotógrafa, quería ser pintora. Quería ser artista. Que me llamen solo fotógrafa, creo que es no entender mi obra. Esta misma exposición, tiene muchísima pintura. Es una mezcla de pintura y fotografía. Eso es lo extraño e inquietante”.
“Lo que pasa en la Movida es que cada uno es de su padre y de su madre”, recalca Ouka Leele. “Coincide en que todos estamos juntos viviendo una época, pero cada uno tiene su mundo. Desde fuera puede que se aprecie una unidad, pero ves mi obra y creo que no tiene que ver con la de Pablo, ni con la de Alberto. Son mundos muy diferentes. El nexo de unión está en la libertad, en la libertad de cada uno por investigar, las ganas de hacer cosas, de mezclarnos, en enseñarnos unos a otros”.
“Pedro (Álmodovar) ha fagocitado o absorbido todo lo que pasaba a su alrededor. Conocía a Alaska que era una niña, con trece años, y la metía en la película ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’ (1980). A mí también me metió en ‘Laberinto de pasiones’ (1982). Él es un gran catalizador de sus compañeros. Y todos están en sus películas. Si conoces el cine de Pedro y ves el contexto de lo que estaba pasando alrededor y de donde ha sacado esas ideas, se entiende mucho más”.
Aquí es cuando Ouka Leele nos cuenta uno de esos momentos mágicos del Madrid que salía de la dictadura. “Cuando yo era muy jovencita y me llamaba Bárbara (Allende Gil de Biedma), y nada más, iba a unos pases de película de Pedro que hacía en Super 8. Era en los setenta, cuando yo estaba casi en el colegio. Las películas no tenían sonido y él hacía las voces de los personajes. Éramos cuatro gatos, pero resultaba maravilloso. Luego, nos veíamos en las fiestas. No había redes sociales. Y, cuando te daban las doce o la una, te ibas a un sitio en que sabías que estaban todos”.
Su obra se ha expuesto en ciudades como París, Londres, Tokio, São Paulo, Tel Aviv, Shanghái, Beijing, Roma, Buenos Aires, Colonia o Nueva York, entre otras. En 2005, le fue concedido el Premio Nacional de Fotografía.
Se puso ese nombre, porque era el nombre de una estrella.
😢
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