martes, febrero 01, 2022

The first communion

  Cuando mis hermanos mayores hicieron la comunión, les llevaron luego al fotógrafo. Antes nadie sabía hacer fotos y aquello había que inmortalizarlo. Nosotras dos, las pequeñas, ya no fuimos al fotógrafo, hubo un fotógrafo, pero hizo un reportaje más casual en la calle y listos, además nosotras ya no quisimos el traje tan historiado, íbamos más modernas con un vestido más minimal.

Mi madre, tenía una única foto, también de fotógrafo de estudio.

Hoy en día, se sigue teniendo la contumbre de ir a un fotógrafo para que haga un buen reportaje de fotos. No todo el mundo, pero hay gente que aún va.

Los estereotipos continúan. Ellos van de militares, marineros, capitanes, generales y todo tipo de cosas que recuerda vagamente a un alto cargo militar. Ellas, es otra cosa, las ponen en un contexto almibarado, cursi, ridículo y trasnochado recordando vagamente a las princesas de Disney.

Según El País Semanal: El sector de primera comunión y ceremonia es uno de los más estables de la industria. Un valor seguro que atrae a diseñadores y ajusta la tradición a las tendencias.

"Preocupa la ostentación que surge en torno a esta celebración y que desvirtúa su sentido", recuerda a S Moda Juan Luis Martín Barrios, director del secretariado de la Subcomisión Episcopal de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española.

Sin embargo, según cálculos de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), en España esta ceremonia mueve hoy un negocio que supera los 675 millones de euros al año. Y aunque el banquete sigue siendo el principal gasto (supone la mitad de la factura total), la moda infantil también hace caja. «El precio de un traje de niña va de unos 200 euros a más de 1.000», apunta Alicia Gimeno, directora del certamen Día Mágico by FIMI (salón que del 16 al 18 de mayo reunió en Madrid a los profesionales del sector).

«Las niñas acuden a la tienda de una a dos veces para probarse el traje y realizar modificaciones. Algunos tejidos son iguales a los de novias», dice Rosa Clará.

Según la web: Hacer Família: "La celebración de la Primera Comunión ha sido tradicionalmente un hito clave en la pequeña historia de los niños. Así sigue siendo. Recibir este sacramento es un momento crucial en la vida de la fe y se celebra como tal. Sin embargo, en medio de una sociedad cada vez más distanciada de la fe, se corre el riesgo de que la Primera Comunión sea, al mismo tiempo, la primera y la última. De los padres depende, en gran medida, cómo vivan los hijos esa fe que se aprende en casa.

De acuerdo con cifras de la Conferencia Episcopal de España, en el año 2020 se celebraron en el país 222.345 primeras comuniones, casi un 4% menos que el año anterior. Un dato que, sin duda, guarda estrecha relación con la crisis sanitaria desatada por el Covid-19. No obstante, en este 2021 son muchos los niños que recibirán por primera vez la eucaristía en las próximas semanas; aunque lo harán de una manera diferente debido a las restricciones impuestas por las autoridades, pero no por ello las familias dejarán de celebrar lo que para muchos es uno de los momentos más especiales de la vida de un niño.

Más allá del escándalo anecdótico de las Comuniones Civiles que se organizan en algunos lugares para que los niños no creyentes tengan una fiesta similar a la de sus amigos, las celebraciones de la Primera Comunión corren el riesgo de convertirse en un día fundamental en la vida de los niños pero desligado del resto de sus vidas.

Cuando termina la Primera Comunión empiezan el resto de las comuniones. Por eso los regalos que se hagan ese día deben ir encaminados a recordarlo para siempre. Las mismas marcas que diseñan recordatorios, suelen disponer de un catálogo amplio de medallas, cruces, pulseras con cruces, pulseras con un misterio del rosario y rosarios para los niños.

Es natural que se quiera hacer un regalo especial en ese día. El secreto está en marcarlo de modo que quede en el recuerdo que es de la Comunión, para que su significado no sea el regalo en sí, sino marcar la fecha para siempre. Si se regala un reloj o un bolígrafo o pluma bueno, será conveniente grabarlo antes con la fecha y el motivo.

La cámara de fotos también es un regalo tradicional y hoy muy asequible. Puede servirnos para que los niños tomen imágenes de ese día y después construyan, en compañía de sus padres, un libro de recuerdo de la Primera Comunión, que también es un bonito regalo que conservarán toda la vida.

Pero más importante que todos los aspectos materiales es que, desde el día de la Primera Comunión en adelante, nuestros hijos vivan la fe como una experiencia en familia. El camino de la formación espiritual de nuestros hijos no ha hecho más que empezar. Sin un acompañamiento adecuado, corremos el riesgo de que se quede ahí. No solo debemos fomentar la participación en la liturgia, sino que podemos animarles a buscar grupos de catequesis de poscomunión y otras iniciativas destinadas a mantener viva su fe."

Pues eso.










No hay comentarios: