lunes, febrero 14, 2022

El diseño del test

 El otro día vi que alguien había colgado un post de Juli Capella, es arquitecto en el estudio Capella García Arquitectura (Barcelona), donde además también se dedica al diseño y al urbanismo. Los centros de ocio Zigzag en Murcia, Heron City en Barcelona, y los hoteles Omm y Diagonal Barcelona, entre otros, llevan su firma.

El post en cuestión hablaba de los tests de antígenos, pero analizado desde el punto de vista de su diseño, él decía que era un mal diseño.

"No es de extrañar que mucha gente se haga un lío con los test de antígenos rápidos. Son un despropósito. Cero intuitivos. Una cajita con elementos sueltos más una bolsita de desecho donde alguno ni cabe. El líquido reactivo en un blíster diminuto y difícil de abrir. El hisopo de la muestra con una cánula inútilmente larga para donde debe llegar, y sin muesca de introducción. El tubo para la mezcla con una boca tan estrecha que es difícil verter el líquido. ¿Y dónde colocas el tubito mientras tanto, para que no vuelque? Algunas cajas llevan un troquelado, pero apenas visible. Te lo quedas en la mano como un tonto. Finalmente, encajar un gotero diminuto que, al ser transparente, ya has perdido varias veces entre el despliegue de piezas. Entonces poner las gotas en el recipiente, ¿pero dónde? Hay dos orificios. Nada indica en cuál. Y esperar para una lectura absurda: C solo es negativo, C y T positivo, T inválido. Con una línea muy sutil, apenas perceptible. ¿No hubiese sido mejor indicar claramente, en el mismo recipiente, qué combinación da positivo y cuál negativo?.

En definitiva, un complejo procedimiento que es imposible de realizar por gente mayor, o a quien le falle algo el pulso o la vista. Pero si el diseño industrial del kit es deficitario, el prospecto de instrucciones es aún peor. Una gran sábana que debemos ir doblando para seguir cada paso, donde tardamos un rato en encontrar nuestro idioma - a veces no está- entre el polaco, griego, húngaro, etc. Todo impreso en una letra diminuta cuerpo 6, con dibujos enanos ilegibles, mal compuestos, y con leyendas confusas.

Una vergüenza para ingenieros, diseñadores industriales y gráficos, que se han lucido en una circunstancia donde te juegas la salud. Empresas farmacéuticas: cambien de diseñador!.

¿Y cómo es posible que no haya una mascarilla con fuelle, que al hablar no destape la nariz? ¿O con un sistema que evite entelar las gafas? Y luego dicen que hay demasiado diseño. Sí, del malo."

Me hizo gracia que alguien analizara estas cosas solo desde el punto del diseño. Cada uno ve la realidad desde su punto de vista. 

La realidad que vemos cada uno es diferente.








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