Hoy es el día de Reyes, es un día mágico. Cuando hay niños, asistimos a la inocencia en estado puro.
Los niños todavía no distinguen fantasía y realidad y por eso caen de cuatro patas.
Yo, cuando era pequeña, ese día no podía dormirme, además solo faltaba mi abuela, que cuando yo ya estaba en la cama me decía: hay que rezar para que los Reyes lleguen a todas las casas del mundo. Yo imaginaba aquella bestieza y ya me desvelaba. Pensaba: solo en esta calle, en este edificio, cuantas casas hay?, y además con aquellos ropajes, superincómodos. Era una pesadilla.
Mi hermana, la cientifica, muy pronto empezó a racionalizar aquello, empezó a pensar y dijo que aquello era imposible y enseguida se enteró y me lo dijo.
En las casas que hay niños todavía se vive esa ilusión, aunque también a los mayores les hace gracia. A todo el mundo le gustan los regalos. Aunque hay gente muy sosa que pasa y que no le interesa preocuparse ni un segundo en pensar en otro.
A mí siempre me ha interesado el tema de hacer regalos, me encanta!. Muchas veces solo es una tontería, pero los niños lo disfrutan igual, sobre todo el tema del papel, de desenvolver, el lazo.
Un año se puso de moda la gatita Serafina, una gata interactiva, pero el juguete se agotó y a mi hija era lo único que le importaba. Cómo podía ser si eran mágicos?.
Ayer una madre comentaba que su hijo le había dicho: y que pasa con los Reyes si llueve?.
Hoy los niños piensan más que antes, tienen más información, cada vez será más difícil que se lo crean.
Aunque no sé que opinarán los expertos de ahora?.
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