Yo me lo pensé y decidí participar.
Tenías que escribirles y empezaba el proceso. Ellos te hacían preguntas (todo en inglés, la revista es para todo el mundo) y te daban criterios para hacer el reportaje. Las conversaciones eran muy divertidas, con mucho sentido del humor. Yo les dijé: aprovecharé para ordenar la casa.
Ikea siempre ha dominado el tema de tratar a los clientes. Te tratan de una forma educada, pero son modernos. Son muy simpáticos, se nota que los equipos los forman gente joven y siempre he detectado una mentalidad distinta a la de aquí, más casual, más decontracté pero muy eficientes. Por ejemplo, te tratan de tu aunque tengas 80 años, ya se ve que lo tienen muy estudiado.
Una vez, yo había comprado una mesa en oportunidades. Luego, al cabo de un tiempo vi que la mesa llevaba dos maderas en el interior para poder hacerla más grande. La mía solo tenía una, de ahí su precio. Me dirigí a la sección de reclamaciones por si podía hacer algo y encima del empleado de Ikea había un cartel enorme que ponía: los artículos de la sección de oportunidades no tienen derecho a reclamación. Yo le comenté lo del cartel al chico, le dije: ya sé que no puedo reclamar y él me dijo: si mujer, no te preocupes, tú reclama!. Yo, aún estoy flipando de la respuesta de aquel chico, la verdad en ningún sitio del mundo te tratan así, pero son suecos.
Bueno, seguimos con el reportaje, tuve que hacer las fotos tres veces, porque son muy amables, pero tienen las ideas muy claras. Yo empecé haciendo detalles de cosas y me dijeron: tienes que hacer fotos más panorámicas.
Bueno al final dijeron que eran correctas y que las publicarían en la revista. Pasó el tiempo y vi en la web que salió el artículo. Ellos me habían pedido la dirección porque me tenían que enviar un ejemplar a casa. No la recibí y les escribí. La contestación fue (en inglés): Uppps! Esto no debería haber pasado.
No la llegué a recibir, a veces, ellos también tienen fallos.
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