El otro día Serrat anunció que se retiraba. Salió en el tn y explicó que aunque es una decisión que ha tomado libremente, pues era un trago. Dijo que tenía que mentalizarse de la nueva situación que le esperaba y que indudablemente el proceso no sería nada fácil. Después de tantos años de dedicarse a algo así, la adaptación era complicada, aun estando convencido.
Cuando yo iba al colegio, a las monjas, 13 o 14 años, había una chica en la clase que estaba absolutamente enamorada de Serrat. Aparece en una foto de grupo, bostezando, lo siento, pero no tengo ninguna más de ella. Se llama Beatriz Fabón.
Era una chica muy inteligente, siempre era la primera o la segunda de la clase. Era lista, simpática y tenía esa fijación por Serrat. Además Serrat era un guaperas en plan Alain Delon.
Tenía todos sus discos, en el comedor de su casa como si fuera un altar recuerdo ver allí el Mediterráneo. Era hija única y en su casa le seguían el rollo. Siempre estaba hablando de Serrat.
Antes, no existía el fenómeno Fan. Pero lo que hacía ella era un poco eso. Ella tocaba la guitarra y cantaba todas sus canciones. Claro, se las sabía de memoria.
Yo también seguía a Serrat, pero sin llegar a esos extremos. Compré muchos de sus discos. Me interesaban especialmente los que dedicó a poetas como J. V. Foix, Salvat Papasseit, Machado y Miguel Hernández.
Tambien me gustaba mucho Aute. Los amigos de mi hermana, científicos se reían cantidad. Bueno también reían mucho cuando íbamos a exposiciones. Uno de ellos, luego estuvo una temporada en New York y se convirtió en un gran amante del Arte Contemporáneo.
Serrat y Aute eran muy amigos. Aute también pintaba. Aunque no me gustaba demasiado su obra, una vez expuso en bcn. Fuí a verlo y también estaba Serrat. Yo, como buena teenager, les pedí los autógrafos a los dos en la tarjeta de la exposición, me las dieron.
No sé donde paran.
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