Camper

 Durante muchos años, cuando llegaba mi cumpleaños, me regalaba unos zapatos Camper, se convirtió un una tradición. En la calle Valéncia, donde yo vivía, había una de sus tiendas, que todavía existe.

Siempre me han parecido zapatos muy innovadores y iban bien con mi estilo de ropa.

Mucho más que cuero en los pies para un estilo de vida basado en la libertad. Con esta idea nació Camper en 1975, de la mano de Lorenzo Fluxá, y con la intención de cambiar las cosas, para aprender y compartir. Pero su historia se remonta mucho más atrás, cuando en 1877 Antonio Fluxá, experto zapatero mallorquín y abuelo del fundador de la marca, zarpó rumbo a Inglaterra para conocer nuevos métodos de fabricación.

A su regreso reunió a los mejores artesanos de Inca, les mostró las revolucionarias máquinas que había visto y se pusieron a trabajar sin descanso. Fruto de su pasión y su espíritu innovador, puso en valor la artesanía del cuero en Inca, transmitió a las futuras generaciones el entusiasmo por fabricar zapatos y sentó las bases para su éxito. Entre suelas nacería su hijo Lorenzo, padre del fundador de Camper, y así hasta cuatro generaciones.

Pioneros y visionarios, transgresores pero con un toque clásico, lograron introducir el estilo casual en nuestro país con sus Camaleón. Camper (campesino en catalán) mezcla hoy la tradición con la realidad urbana. Es una de las marcas más globales y creativas. Desde que abriera su primera tienda en Barcelona, en 1981, no ha parado de crecer, y hoy está presente en más de 50 países, con 370 tiendas propias y 2.350 puntos de venta por todo el mundo.

Sus creaciones evocan la multiculturalidad del Mediterráneo, las huellas del Mare Nostrum impregnan todo lo que llevan a cabo, con valores como la comodidad, la tradición, el respeto y la sencillez, una referencia de éxito más allá de nuestras fronteras y una de las marcas habituales en las principales calles de las ciudades de vanguardia.

Modelos como Twins o Pelotas, creado en 1995 y del que han vendido más de 11 millones de pares, siguen siendo sus best-sellers. Otro icono Camper ha sido el zapato Brothers, que le dio el arranque y el éxito en un mercado complicado como Japón.

"Empezamos la internacionalización en 1992, con tiendas en París, Londres y Milán, en lugares de mucho impacto para competir en las capitales mundiales de la moda. Esto dio mucha visibilidad a la marca y ayudó a darla a conocer a su reconocimiento mundial", apuntan fuentes de la compañía, mientras aseguran que el peor momento "fue a principios de los noventa en España, ya que durante esos años la dependencia del mercado español era total". De los últimos años, "el 2009 fue el más complicado debido a la creciente crisis económica, pero aun así conseguimos seguir creciendo".

Hoy España sigue siendo su principal mercado, con el 20% de sus ventas, seguido de Italia, Francia, Estados Unidos y Japón. La compañía prevé reforzar su expansión tanto dentro como fuera de Europa, con 20 nuevas aperturas hasta 2015 en Estados Unidos, principalmente en Filadelfia y Chicago, y al menos otras diez en Canadá. A lo largo de este año abrirán diez en total, además de nuevas oficinas en China y un show room en Shanghái .

"En Europa podemos seguir creciendo, aunque en España la expansión es más difícil por nuestra fuerte presencia. Esperamos crecer en Asia, particularmente en China y en Norteamérica, donde estamos presentes desde 1999, cuando abrimos la primera tienda en Nueva York", aseguran, mientras trabajan en nuevos mercados emergentes como Rusia, Turquía, México o Australia.

También sus tiendas son diseños de autor. Curro Claret, diseñó una de sus tiendas en Bcn. La de París es de los hermanos Bouroullec, la de Nueva York es de los hermanos Campana. La de Tokyo es de Jaime Hayón.

También tienen 2 hoteles uno en Barcelona y otro en Berlín.

Como me compré zapatos durante bastantes años, ahora tengo cajas de Camper, que me sirven para guardar, diapositivas, pinturas al óleo y toda clase de colecciones y objetos.

Una vez Víctor y yo, entramos en la tienda que hay en Diagonal/ Paseo de Gracia. Nos dijeron que los japoneses compraban los zapatos Pelotas de diez en diez.