En mi vida, he tenido que tapizar muchos sofás.
Yo tenía un gato, que me los destrozaba y poco a poco fui aprendiendo a hacerlo. Me especialicé en sofás y tresillos e hice unos cuantos, para mi madre, para amigas, en total unos diez.
Siempre he pensado que las cosas que están hechas a mano se pueden reproducir. Si en la ejecución ha intervenido una máquina, entonces ya es mucho más difícil, pero si está hecho a mano no hay ningún problema.
Se trata de desmontar lo que sea, y volverlo a hacer igual. Es decir, hacer la película al revés y luego proyectarla en su orden.
Cuando fuimos a vivir a la calle Córcega, nos hacía falta un sofá, compramos uno de segunda mano y lo tapizamos de terciopelo rojo.
Hay que desmontar las piezas, cortarlas igual en la nueva tela, poner espuma nueva, comprar unas patas chulas y el sofá está listo.
Otra vez, me encontré en la calle un sillón tipo huevo de los Jacobsen. No es el modelo original, pero es de la época y se parece mucho, tenía un tapizado de piel o skay marrón bastante horrible con capitoné de botones, pero utilicé mi método.
Cuando lo encontré fue un poco complicado, yo iba con el cochecito, con la niña de 2 meses que iba durmiendo, la llevé a casa y baje un segundo a buscar el sillón (solo 1 segundo y la niña dormía). Ya sé que es un comportamiento deleznable y reprobable, pero cuando ves una joya de este tipo, no lo puedes evitar y las dos cosas no las podía llevar.
Y un buen día lo tapicé, aún lo tengo.
Alguna vez he colgado fotos en grupos de facebook, la gente pide consejos. Me dicen: Fotos reales por favor!.
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