Yo era una enamorada de Carlitos y Snoopy. Me compraba aquellos libritos horizontales que tenían las tiras cómicas. También me compré un libro, bastante grande que salió de ellos y en el cine dieron un largometraje de ellos y no paré hasta que me llevaron a verlo. Lo daban en un cine que había al principio de la calle Pelayo. También me gustaba mucho Mafalda y también me compraba sus libros de tiras cómicas. Todo esto era lo más parecido al arte que tenía a mi alrededor.
En realidad, no sé si estos dibujos eran para niños o para mayores. Plantean temas filosóficos y además Carlitos era un looser al que todo le salía mal. Suerte que estaba Snoopy que era un enamorado de la vida, era el contrapunto feliz al deprimido Carlitos. Luego estaba la mala de Lucy que siempre le hacía putadas a Carlitos.
Los dibujos, los hacía Charles Schultz y han ido evolucionando con el tiempo, al principio eran más toscos y ahora los hacen con ordenador y ya no me gustan tanto. Son como las películas de Disney que ahora son un poco artificiales, aunque son muy perfectas, echo de menos aquellos dibujos hechos a mano de 101 Dálmatas (leí que tuvieron que dibujar un millón de perritos).
Cuando iba a las monjas se me ocurrió hacer un pequeño negocio de plumiers que vendía a las compañeras de clase.
Con la ayuda de mi madre hicimos unos plumiers cuadrados de tela de cuadros roja y negra y encima con fieltro ponía la cara de un personaje de los Peanuts.
El diseño de los plumiers era bastante guay, era cuadrado con una cremallera potente en el frente y la cremallera llevaba una anilla. Superguay!.
El fieltro lo compraba en Tejidos Pinent que era una enorme tienda de ropas en la calle Mallorca, debajo de Provenza, donde yo vivía, y que era de las tías de una compañera de colegio.
Los plumiers los hacía por encargo. Primero me los pagaban, los hacíamos y luego los entregaba. Así la venta era segura.
La verdad es que vendimos bastantes, tuvieron mucho éxito, claro que el gancho eran los Peanuts. Es como en el circo que salen siempre personajes de la tele.
Me gustó mucho aquella época de empresaria, saboreé lo que es tener en tus manos un producto creado por ti y hacer de ello un negocio.
Te da una enorme sensación de poder.
Aunque en este tipo de negocios nunca sabes si ganas o pierdes dinero.🤔
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