Esta semana está siendo el #Primaverasound en #Barcelona y ha aparecido un mural de #AdaColau la alcaldesa de Barcelona besándose con #Isabeldíazayuso, Justo al lado del beso, el festival ha colocado otra lona que dice: "Barcelona+Madrid=Primavera Sound. Diversidad, Cultura, Tolerancia"
Este mural recrea el mural dónde aparece Brezhnev y Honecker en el muro de Berlín. En el Primavera Sound en el enorme mural donde se ve a Colau y Díaz, debajo aparece el lema en ruso: "Señor, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal".
Este mural me llevó directamente a las campañas de #Olivierotoscani para #Benetton.
La colaboración entre Oliviero Toscani y Luciano Benetton, han sido durante décadas una tormentosa relación de amor y desencuentros.
Estas campañas han contribuido a colocar la ropa de la firma italiana en un lugar destacado en el mundo de la moda. Su publicidad es impactante y se basa en anuncios provocativos que dinamitan tópicos, sacuden conciencias, provocan indignación y sobre todo, acaparan titulares.
Sus campañas a favor de la multiculturalidad o contra el racismo, la discriminación y los prejuicios sociales enamoraron al mundo y lo catapultaron al Olimpo de la publicidad. Al mismo tiempo, sus imágenes de un asesinato de la mafia, una modelo anoréxica, una monja besando a un sacerdote, un enfermo de SIDA agonizante o presos condenados a muerte lo lanzaron al centro del huracán.
La de Luciano Benetton, uno de los cofundadores y actual presidente del grupo familiar, y Oliviero Toscani es la historia de cuarenta años de fructífero matrimonio con dos turbulentos divorcios. A finales de 2018, la compañía anunció el cese de su popular fotógrafo por unas declaraciones en las que denigraba a las víctimas del derrumbe del puente de Génova de 2018, que causó 43 muertes. "¿Pero a quién le interesa que se caiga un puente? Dejémoslo ya", dijo en una entrevista en la que le preguntaron por el papel de su jefe, Luciano Benetton, accionista de Atlantia, cuya filial Autostrade per l'Italia (Autopistas Italianas) era la responsable de la gestión del viaducto.
Luciano decidió de manera prácticamente inmediata y en medio de un revuelo político, que su eterno socio esta vez había ido demasiado lejos y anunció que lo apartaba de la empresa, donde hasta ahora había ejercido de director creativo. "Tengo grandes proyectos en marcha, finalmente me dedicaré a lo que realmente me gusta y no a defender 'puentes'. Ya no tengo que defender a nadie, solo a mí mismo. Me he liberado", declaró el fotógrafo unos días después.
Toscani y Luciano Benetton habían hecho las paces hace apenas tres años. Los dos volvieron a la compañía en 2017, después de un tiempo separados y apartados de los negocios, para salvar al imperio familiar del abismo financiero. Luciano interrumpió su jubilación, que había comenzado en 2008, y volvió a tomar las riendas del grupo, después de que su hijo Alessandro abandonara asfixiado por los enfrentamientos familiares. Dejó un coloso con 155 millones de euros de ganancias y cuando regresó encontró una sociedad con 81 millones de pérdidas. Lo primero que hizo fue apostar por una vuelta a sus orígenes y recuperar a su viejo amigo Oliviero Toscani, que llevaba 17 años sin colaborar con la firma, para que devolviera a la marca el gancho que había perdido.
El paso del tiempo no había domesticado a Toscani, que volvió a levantar polvaredas con una de las nuevas campañas de Benetton. En ella utilizó imágenes reales de un grupo de inmigrantes rescatados en el Mediterráneo por el barco humanitario Aquarius y de mujeres y niños atendidos por la Cruz Roja a su llegada a España. La ONG propietaria de la embarcación, SOS Mediterranée, se desvinculó totalmente de la campaña y señaló en un comunicado que "la tragedia humana en el Mediterráneo nunca debe ser utilizada con fines comerciales".
Aunque la controversia siempre ha acompañado a las campañas de Toscani, al final ha sido un comentario espontáneo y no sus provocadores anuncios, lo que ha abierto la brecha definitiva con los Benetton.
Qué os parece que se hagan campañas aprovechando desgracias ajenas?.
Al fin y al cabo, el fin de todo es vender ropa.
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