viernes, junio 03, 2022

Carlos Alcaraz

 Hace unos días, hablaba con mi hermana de #carlitosalcaraz, y ya he explicado a veces, que nosotras dos, hablámos mucho de la cara de la gente.

Ella me dijo: yo a éste chico (Carlitos) lo veo un chico muy sanote, como de pueblo, sencillo, me recuerda mucho a #MiguelHernández, tiene una cara parecida. Son personas francas, directas y muy sanas.

Yo, a Miguel Hernandez lo tengo entre mis referentes en la vida. Ademas mi abuelo era de Orihuela y mi abuela de Alcoy y conocémos aquello porque nunca hemos perdido el contacto. Mi padre era de un pueblecito de Múrcia: Santomera y Carlos Alcaraz de El Palmar.

Lo conocí a través de #Serrat, y tiene un lenguaje sencillo, directo sin florituras y muy emotivo.

A mi me pasó una cosa con Miguel Hernández. Mi padre murió cuando yo tenía 17 años. No quiero hacer un drama pero forma parte de mis vivencias.

Cuando él murió, sorprendentemente, porque suelo hacerlo con facilidad, en aquel momento no lloré nada, si, fué así.

Después de bastantes años, ya vivía sola, un día escuché la elegía que Miguel Hernández, le dedicó a su amigo Ramón Sijé, cuando murió. 

En aquel momento, al oír aquella letra, bellísima conecté con lo que supuso para mi que mi padre hubiera muerto, y conecté con sus orígenes y con esa tierra. Y ahí si que me emocioné.

Creo que son unos versos sencillos, que reflejan con una gran precisión y emoción lo que significa perder a alguien querido.

Estos son los versos de la Elegía a Ramón Sijé:

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento. a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.

Quiero escarbar la tierra con los quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.








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