Ayer hablé de una alumna islandesa que tuve en la escuela y alguien me comentó que tenía mucha memoria.
Yo le comenté que esa alumna en concreto tenía muchos detalles que hacían que te acordaras de ella.
Eso me hizo pensar en los alumnos más variopintos que he tenido en los años que he estado de profe.
La escuela es muy famosa in the world y viene gente de todas partes atraídos por el nombre.
Un año tuve una alumna china. Me explico que allí en China si ven que destacas, te dan una educación especial. A ella a los 6 años la internaron en un colegio para que se dedicara a dibujar. Lo hacía muy bien, recuerdo que dibujo una taza muy bien.
También vino una pareja de japón que venían atraídos por la cultura de aquí. Él pintaba haciendo el típico trencadís de Gaudí, pero en pintura. Y ella estaba muy influida por Tàpies ( que a la vez él está influido por la cultura japonesa). Los alumnos orientales son muy buenos copiando, pero les cuesta salir de eso y ser creativos, como aquí.
También tuve, un año, tres alumnas suecas, muy disciplinadas, a las 8 ya estaban en clase, los de aquí se lo toman con más calma.
Pero el alumno mas sorprendente que tuve, se pasó el curso haciendo la cara de E.T., la hacía perfecta y eso lo convertía en un crack en la clase, yo le animé a que hiciera otras cosas, pero no quiso.
Tuve una alumna marroquí que nunca miraba a nadie a la cara, nunca, en todo el curso, poker face.
Otro alumno marroquí que hablaba perfectamente el catalán, pero yo siempre me dirigía a él en castellano. Era un alumno muy bueno.
Un alumno venezolano, encantador, que aún hace exposiciones y las cuelga en facebook.
Las diferencias culturales nos marcan mucho, sin que se note.
Los alumnos de aquí, son menos disciplinados, más abiertos, más espontáneos, y eso los hace mucho más creativos.
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