Yo normalmente escribo a partir de una imagen. Veo algo y enseguida se pone la máquina de pensar. En este escrito, el detonante fue un texto que leí. Es un texto a veces un poco tontorrón, pero dice algunas verdades.
Me considero una persona muy observadora, hablo poco y eso me permite pensar en lo que estoy viendo y en especial, me interesan mucho las caras de las personas, su expresión, los movimientos faciales y corporales, en general saco muchas conclusiones, pero como no es una ciencia exacta, me puedo equivocar con alguien, aúnque para ser sinceros me ocurre poco.
El otro día leí un texto un poco simple, pero hay algún dato entremezclado que creo que se ajusta a la realidad.
Yo tenía unas fotos que iban como anillo al dedo y he mezclado las dos cosas.
Es un post, un poco personal, pero siempre he querido hablar de estas fotos.
Habla de los indicios que se ven en la cara de un hombre enamorado. Estos textos se suelen leer en estados de inquietud o inseguridad, en esos casos analizamos hasta el último detalle.
Yo tengo unas fotos de un viaje que hice con Víctor al principio de la relación.
En otras fotos de otras épocas, se ven otros tipos de sentimientos, pero en estas siempre he visto la expresión de un sentimiento sincero y feliz. Son fotos que me gustan mucho.
En el articulo, habla de lo siguiente:
La mirada siempre es reveladora
Cuando ves algo que te gusta, que te atrae, los ojos brillan más. La atención se centra en aquello que tanto te interesa y esto hace a que las glándulas lacrimales se estimulen más de lo usual. Por eso aparece el singular brillo.
No es lo único. Uno de los elementos más reveladores en el lenguaje corporal de un hombre enamorado es la mirada fija. La que te sigue allá donde vas. La que te busca cuando te alejas y te confundes en la multitud. Una mirada que no se dirige a ninguna otra parte, mientras permaneces, vienes o te vas.
Además de la mirada, también hay otros gestos faciales que revelan el interés de un hombre. Por ejemplo, levantar las cejas. Si él arquea un poco las cejas con frecuencia cuando está contigo, su rostro dice: me interesas.
Lo mismo ocurre con la sonrisa, un gesto que también está presente en las mujeres con el mismo sentido. Cuando hay amor, lo que prima en el rostro es esa sonrisa que parece imposible de borrar. Es espontánea y constante. Nace de la sensación de agrado por la compañía y es una expresión del bienestar que genera estar junto a la otra persona.
También es frecuente que él termine imitando tus gestos faciales sin darse cuenta. Piensa que se imita lo que se admira, lo que se toma de referencia. Y en su deseo de identificarse contigo, no notará que reproduce las expresiones de tu rostro.
Otros gestos delatores
Notarás que, cuando te habla, tiende a inclinarse hacia ti. Si está de pie, sobre todo al momento en que se encuentran, echará los hombros para atrás, sacará el pecho y se erguirá. Es una posición de empoderamiento. Se prepara a ir por lo que quiere. Si están sentados, en una cena, por ejemplo, jugará con la servilleta o con los cubiertos, en los breves lapsos en que no te esté mirando.
El lenguaje corporal de un hombre enamorado en muchos casos responde al prototipo que hemos descrito. Lo que revela es atracción, admiración e interés. Sabes que de verdad te ama cuando te escucha, te apoya y es capaz de ser sensible a tus deseos y necesidades.
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